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  • Foto del escritor: Andres Aluma Cazorla
    Andres Aluma Cazorla
  • 27 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

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Aún no comprendo como pueden Elisa y Filomena ser tan amigas, si piensan tan distinto…

Cuando nos reunimos, mira que lo hacemos una vez por semana, siempre intentamos hablar de lo que más nos agrada.

La Pimpi, la lideresa, la más bella de todas, la que siempre toma la iniciativa, fue a la que se le ocurrió la idea de que cada una de nosotras eligiera un tema para discutirlo juntas.

Hace dos semanas, por ejemplo, Emilia inició la charla y hablamos de la resiliencia y de aquellas personas, amigos y conocidos que, a pesar de haberlo tenido todo en contra, consiguen lograr todo lo que se proponen.

La última vez, el turno fue para Laurita, quien sugirió hablar de las relaciones amorosas, y, ¡ay!, típico de ella, terminó hablando sólo de las suyas y Dioni, su novio, exnovio, ¿amante?, lo sabrá ella, ninguna de nosotras lo ha llegado a conocer. ¡Qué pesada!

En fin, como sea… la cosa es que esta mañana, cuando veíamos en la tele un reportaje sobre el movimiento Non Una Di Meno, Filomena nos salió con una propuesta distinta.

Tengo que aclarar que Filomena es la optimista del grupo y la más idealista. Es la promotora de todos los derechos de la igualdad, y dada la cercanía de la fecha, se le ocurrió que podríamos hablar del movimiento feminista y ser parte de la marcha de este 8 de marzo.

¡A todas nos pareció una idea fantástica!

Empezamos a planificar las maneras en las que podríamos hacer parte de la manifestación. Quizás, pedir al decano de la facultad que nos dejara organizar algún tipo de exposición sobre mujeres célebres, o hacer charlas, como las nuestras, pero con más chicas que se animen y quieran compartir sus historias.

Filomena planteó también preparar un almuerzo solidario en campus que sea servido por hombres, y pensó en Elisa, quien es la que mejor cocina del grupo, para que se encargara de los detalles logísticos del menú y todo eso.

Pero algo le pasaba a Elisa.

No había musitado palabra en toda la mañana hasta ese momento, cuando se negó de manera rotunda a hacer parte del plan.

Se la veía furiosa. No porque a Elisa no le gustara cocinar, ni mucho menos. Elisa, de hecho, sueña con hacer parte de La prova del cuoco, ese programa de cocina que dan en la RAI al medio día, e incluso se jacta de saberse de memoria cada una de sus recetas.

-Lo que pasa, es que yo pienso que toda mujer necesita de un hombre que nos ayude a vivir y obrar de manera correcta- dijo.

Elisa no lo entendía. No se trataba solamente de defender los derechos de la mujer, ni protestar en contra de la violencia de género. Todas empezamos a darle casi cien razones para hacerle entrar en razón y hacerle ver lo equivocada que estaba. De repente, nos vimos discutiendo álgidamente sobre el patriarcado, las agresiones machistas y las políticas reaccionarias, racistas y xenófobas del gobierno.

Fue peor.

Elisa, como si el asunto fuera contra ella, nos salió con que Giuseppe Conte, Matteo Salvini y la Liga Norte, a la que defendía vehementemente, trabajaban por la dignidad y la igualdad del hombre y la mujer por igual, no por el uno sobre el otro; que las mujeres son ofendidas por quienes “se oponen al rol natural de la mujer que son la promoción y el sostén de la vida y la familia”; y por quienes “instrumentalizan a la mujer, como a los migrantes y gays con la finalidad ideológica de hacer una revolución”.

Nos quedamos estupefactas.

Afortunadamente, la Pimpi intervino a tiempo y decidió cortar la discusión. Nos hizo recordar que en muchas cosas no pensamos parecido, pero que, al final, todas queremos ser mejores mujeres cada día, y que lo somos un poco más cada vez que nos reunimos. -Quizás podríamos salir de la ciudad, -dijo, -irnos a Padua, a la casa di campagna de mis padres y hacer un tipo de retiro espiritual en el campo, para poder ser capaces de explicarnos lo que no entendimos o malentendimos, en vez de defenestrarnos como lo acabamos de hacer.

Una vez más, la Pimpi logró tomar las riendas de la situación, con calma, con la inteligencia que la caracteriza. Nos miramos entre nosotras, y estuvimos de acuerdo, estrechándonos luego en un abrazo.

Permanecimos abrazadas en silencio durante un buen rato.

Al fondo, se escuchaba en las noticias de Telegiornale al Primer Ministro haciendo declaraciones desde Bruselas, diciendo que íbamos a estar bien y que todo estaba bajo control…

-¿Si escuchan? -dijo Elisa… ¡Incluso Conte está de acuerdo con nosotras!

Todas empezamos a reír…

 
 
 

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